martes, 23 de agosto de 2011

El amanecer de la nostalgia

Va cambiando el tiempo, ya no hace el calorcito apacible que acompañaba sin asfixiar las últimas semanas. Han llegado las nubes y con ellas la lluvia. El recogimiento. Es un clima que nos va avisando: soy temporal, estoy aquí para luego devolveros el sol unos días y luego volver a visitaros hasta absorberos definitivamente llevandoos al inicio del otoño. Es un anuncio de que se acaba el relax, de que habrá que volver al real mundo del día a día. Mientras, aprovechemos el olor de la tierra humedecida, el gozo de una buena comida en compañía, generosa en porciones y sabrosa y casera. Disfrutemos de una buena copa de vino. De una pequeña excursión. Ineludiblemente nos invadirá la nostalgia del fin a medida que pasen los días, pero va apareciendo el estímulo de nuevos planes y el placer de olfatear ya algunos ritmos olvidados. Volverá el metro y la muchedumbre y entonces, allí ya, será cuando echemos la cabeza atrás, otearemos el horizonte y ponderaremos con sobriedad, y el último deje de nostalgia.

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