jueves, 31 de enero de 2013

Compañías nocturnas

Últimamente tengo una nueva compañía nocturna. No despierta mis zonas erógenas, pero me susurra al oído y me sigue tanto en el sueño profundo como en la cercanía del despertar. Hay veces que, pasado el rato, la ignoro y me sumo en el sueño silencioso. Es la melodía de la música en la radio escuchada a través de auriculares para no molestar al durmiente vecino. Otorga la vitalidad de mensajes variopintos que, con un un espíritu u otro, nos quieren hacer llegar su aventura o mensaje. Tengo la discoteca mientras duermo. Solo falta el juego de luces, pero, claro, eso haría un poco más difícil la larga siesta. Hay gente que escucha programas de radio hablados por la noche; qué sé yo, pero no hay forma de meterme materia gris a esas horas. Además, me parece que entra más la emoción humana de esa manera. Serán temporadas. Dicen también que, si te acostumbras a escuchar la radio por la noche, a tener su compañía, luego no puedes dormir sin ella. Yo recuerdo una película, Medianoche en el Jardín del Bien y del Mal, de Clint Eastwood, en la que el protagonista se pone una cinta con sonidos urbanos para poder dormir. Compañías nocturnas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario