jueves, 10 de enero de 2013

Y la nave va

La mañana temprana hace que adelantes tareas sin ánimo de subir las persianas, en un despertar prematuro. Luego, primeros objetivos del día ya cumplidos. Desayunar, subir las persianas, ver cómo el sol aún hace el último esfuerzo por invadir una calle en la que la boca del metro está iluminada aún mientras vidas de rumbos muy diferentes van entrando en ella. Hormigas. Un país lleno de pequeñas hormigas que, quizá, realizan un recorrido hipnótico a lo largo del día entre la desorientación y la ansiedad por la ausencia de un trabajo. No son las cifras que anuncian los medios lo más impactante, es verlo en la vida que te es más o menos cercana. Nos ha invadido. Y mientras tanto, gente trémula ante su futuro coge el metro camino del trabajo, que, no, no debe quejarse: es ya una bendición.

Los árboles invernales muestran sus ramas desnudas, quizá alguna hoja seca a la que se le ha olvidado que, en España, lo suyo es quedarse descolgada. El sol se enseñorea ya, los coches circulan con más densidad, los autobuses no dan la impresión de llevar zombis al patíbulo: la luz del día hace su color rojo más vivo. Al fin y al cabo, el ser humano debe tener ese sano derecho a sentir alegría, por pequeño o grande que sea su motivo. Tirar para adelante. A pesar, de que los políticos mienten y roban como siempre lo hicieron, de que pagan justos por pecadores. De que a este país le falta salud y, precisamente, el sector sanitario sufre grandes recortes: Madrid, Cataluña... Unamos España a través del AVE, y unámosla con Francia. No, unamos Cataluña con Francia. Conflictos añadidos, despropósitos de falsos visionarios a uno y otro lado. Falsos mesías por todos lados. Se dice que de estas situaciones surge un gran arte, también que, no queda otra, estamos al final de una época y en el umbral de otra ¿Que repetirá falsos parámetros de esta con el motor mejor engrasado, las ruedas renovadas, el diseño cambiado, pero el mismo piloto para el coche de alta gama y la misma ingente cantidad de gente para un metro con un, llegará el momento, par de líneas nuevas? No olvidemos que también hay gente noble o al menos meritoria que llega hasta arriba con justicia, y que obra bien. No olvidemos que hay gente ejemplar. No olvidemos que hay un resquicio para la felicidad.

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