sábado, 19 de abril de 2014

El valle de la Media Luna

Esta semana os invito a leer unas líneas de mi estimada Laura Mir:

Entre los flamantes y vivos verdes se pierde la vista hasta dar con escarpadas montañas heladas; se relaja ante el extenso llano que forma el valle de la Media Luna. Dicen los viejos de él, que hace milenios cayó un gran meteorito del espacio dando forma a este singular paisaje; la belleza que ahora mismo observo, entre fresas silvestres, dientes de león y robles centenarios, me hace admirar la capacidad que posee  la naturaleza sanando sus cicatrices.

Chucho, descansa sobre el pequeño sofá de esta cámara, que dejó de estar recta mucho tiempo atrás, cuando todos los días eran felices. De vez en cuando, eleva una oreja vigilante. Me siento tan segura a su lado.

Dentro de un rato, cuando el sol comience a decaer, saldremos a dar un largo paseo por la vereda del río, mientras Chucho, vaticinando que tendrá que cansarse porque son interminables, se toma su tiempo en ensoñaciones caninas, puede que incluya en sus sueños la trabajosa labor de desenterrar un hueso olvidado.

Mi pensamiento se eleva a las nubes blancas, hoy no parecen de algodón, son estriadas, finas, casi transparentes; trazadas sobre el cielo azul de cualquier manera, como a brochazos por un mal pintor.

Hay viento suave que mece las hojas de los árboles, como en una danza etérea, imprevisible y misteriosa, pero con cierta armonía.

A lo lejos se oyen risas sin motivos, gente común y sencilla, celebran algo simple; me siento tan a gusto.

Quizás no sea el lugar más maravilloso del mundo, pero es mi lugar, donde sin ningún pudor puedo extenderme más allá de la piel y obtener las sensaciones que en estos momentos experimento.



Laura Mir

3 comentarios:

  1. Muchas gracias por la publicación y estimulante comentario anónimo. A Chucho y a mí nos sienta de maravilla. Besos.

    Laura

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