El zulo.
Habitaciones compartidas, el pequeño mundo del adolescente, la vivienda mínima
de un adulto. En ese reducto, la mente gira y gira, como le giraba al célebre
protagonista de Crimen y Castigo, la universal novela de Fiodor Dostoievski.
Aquel personaje, en su miseria, se vio abocado al crimen, y en su pequeño
reducto doméstico hizo que el hilo de la noria girara y girara en su mente
hasta el desenlace final. Lo cierto es que, bien pensado, aquel personaje ansió
lo que por sus medios no podía alcanzar. Le pudo la debilidad ante la avaricia.
Y sin embargo, sorprende ver a personas con escasos recursos que hacen de su
vida virtud. Quizá pinten en una habitación de un piso compartido, o lean
libros de la biblioteca junto a la ventana de la pequeña cocina acompañadas de
un café con toda su cafeína. Se darán duchas rápidas o tendrán un abono para la
piscina. Quizá se acerquen el fin de semana a primera hora a la cala para
disfrutar de la pleamar en soledad y ver el amanecer; quizá lo hagan ya de
noche. Vivirán, y al final nadie les podrá decir que han recorrido el camino
del fracaso, las ilusiones frustradas o la infelicidad. Porque han hecho de la
inteligencia virtud logrando que el sueño se palpite en el terreno del día y en
el aura de la noche.
Hola
ResponderEliminarComentando esta entrada, te diré que nadie tiene el derecho a decir si el camino de la vida de otra persona es de éxito y fracaso, salvo uno mismo. Puede que esas personas que describes que celebran cada día el hecho de estar vivos y deciden disfrutarlo sin más complicaciones, intentando que todo les ilusione como encandila la primera vez, simplemente han aprendido a elogiar el hecho de respirar, y convierten sus vidas en algo más sencillo, sin contar con las pretensiones ficticias que la sociedad impone. Creo que es únicamente vivir e intentar ser feliz con las personas y detalles que se les presentan a diario.
Besitos
Hola,
ResponderEliminarCreo que a veces uno es capaz de ver si otra persona está eligiendo un camino adecuado o no, pero otras muchas es, como tú dices, mucho más complejo y no es uno quién para hacer de juez de vidas ajenas. Sin embargo, es cierto que, al menos yo, con el paso del tiempo me he dado cuenta de hay elementos en la vida necesarios y otros que no lo son. Y es digno de elogio encontrar personas capaces de encontrar el secreto de una vida que es más sencilla muchas veces que todo ese órdago que tú llamas pretensiones ficticias de la realidad. Estoy, pues, de acuerdo contigo en que se trata de vivir con los detalles diarios. Por supuesto tienen en ello cabida sueños sobresalientes del todo realizables: estamos en la vida para buscar la felicidad, aunque no siempre la encontremos, en mi opinión. Gracias por tu esclarecedor comentario.
Besos