jueves, 20 de marzo de 2014

Los adalides de las emociones

La gestión de las emociones es un arte que puede repercutir en la vida diaria, común, de cada cual. Si nos tiramos los trastos a la cabeza, mala cosa. En cambio, ese esforzarse por conocer al otro, leer sus emociones hasta ir conociendo más y más profundamente su personalidad, no hacen que nos deslumbremos ante un gran descubrimiento, pero sí que ahondemos en la serenidad del sentido de la vida.
La moderación, sin embargo, no siempre es suficiente. Sería utópico pensar que la gran felicidad llega siempre, o que esta lo hace siempre al lado de un remanso. La moderación, esa tendencia a la comprensión, debe saber decir no, y la felicidad llega también con el frenesí o la aventura.

La calma es bastante asimilable a la paz. Al menos, sin paz no hay calma. La moderación, por tanto, es más propia de los países dotados de un equilibrio político en una sociedad desarrollada. Sin embargo, uno cae en la duda de quién provoca realmente la gangrenación de la incertidumbre, la ira y la violencia: pueden nacer en una mente autócrata asentada en pistas de pádel en el desierto, pero son mantenidas con el asentimiento de los adalides de la moderación y la serenidad que, desde su más aventajada posición, lo que están haciendo es gestionar las emociones del débil para que, en su temblor o temor, permita la calma y el disfrute de la vida en el fuerte. 

2 comentarios:

  1. Hola Blogger.

    Estoy de acuerdo contigo en eso de ser comedidos y gestionar nuestras emociones más primitivas, no es cuestión de ir dándose a golpe tendido con el prójimo. El esforzarse por conocer al otro y leer sus emociones, como dices, es empatía, como tal no esperes iluminación verbenera, más bien es interna y propia, algo que actualmente está desvirtuándose y que acabará por extinguirse por puro egoísmo, una lástima porque aporta tranquilidad y equilibrio, ya que somos animales sociales.

    La felicidad son momentos puntuales de satisfacción, nadie ni siempre es feliz completamente, surgen problemas y está muy ligada a los humores del cuerpo. Hay personas, no muchas, que saben regular esos estados anímicos y no se dejan llevar por estados de frenesí, pero no por ello son desgraciados, esto se llama autocontrol, y encuentran una felicidad más serena en la calma.

    El tercer párrafo de tan productiva entrada, hablas de la manipulación que ejerce el fuerte sobre el débil, y es tan antigua como la vida misma.

    Ya puestos y cómo lo has escrito, ¿Cuál es el verdadero sentido de la vida?.

    Saludos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola querida lectora,
      yo creo que es cierto que la satisfacción primera que debemos buscar en todo esto es interna y propia, como dices tú. La alegría es un estado más constante; la felicidad, efectivamente, es un fogonazo puntual, creo yo. Sobre el verdadero sentido de la vida, cada uno le confiere el suyo. Yo creo encontrar los lazos humanos, ir leyendo en el tiempo que va dejándonos su huella y analizar nuestros sueños realizados y los frustrados, dan un sentido bastante completo a la vida. Pero no deja de ser una opinión individual.
      Saludos

      Eliminar