viernes, 2 de noviembre de 2012

Diversión

Uno no se cree todavía que su compromiso con el ejercicio físico vaya pasando de un romance a una relación formal. Antes de respirar, como casi despidiéndose de esa sensación, el tranquilo ambiente pueblerino, se ha metido urbe en vena, con menos banderas esteladas pero el catalanismo, para mí tan exacerbado como el españolismo, presente. En ese ambiente de urbe, quizá por la magia de Halloween, una tradición tan poco española que ahora tiene tanto éxito por aquí, uno ve a superwoman, una superwoman de nuestros tiempos con top, con vientre desinhibido que hace juego con sus largas piernas que se desentienden de la minifalda de superhéroe. También tenemos a Cleopatra, no te creas. La noche es marchosa, carnal, divertida. Incluso hay, oh dilema, tres hombres rodeando a una mujer de silueta cuidada y atrevida, que juega con ellos estimulando sus fantasías para luego desaparecer sin presa. No le habrán convencido, bestiario había. Entretanto, imaginemos que el paparazzi, o la paparazzi, quién sabe, va inmortalizando en imágenes digitales a una suerte de joven Orson Welles que queda protegido por una blanca, clásica silueta detrás mientras se toma una cervecilla. Qué tendrá el paparazzi para saber extraer lo que se esconde en el alma de su objetivo. Quizá haya recurrido al truco de hacer que Welles asome a la inconsciencia con un par de copas. Al menos, si el gran director ha sido víctima de fotos robadas en el gran teatro de Halloween, que disfrute su vista de una bella silueta mientras, cuando no es pillado a traición, mira hacia la cámara. Qué tendrán las mujeres para obsesionarse con su físico cuando a cada cual la naturaleza le ha dado el suyo, que en su particularidad es hermoso. Otra cosa es que la dama se nos cuide con una vida saludable. En fin, diversión. No hay que quejarse.

No hay comentarios:

Publicar un comentario