viernes, 27 de julio de 2012

Gonzalo

Es un renacuajo. Se pasa el día haciendo actividades junto a otros compañeros y cuando, a la vuelta a casa, parece que debiera estar rendido, pide la merienda y más marcha. Está de vacaciones, y se lo pasa de maravilla, desinhibido ante cosas que son muy novedosas para él. Lejos de sus padres, a expensas de otra rama de la familia. Conserva aún la inocencia, inocencia que empieza a ser picarona. Pero contagia felicidad y sorprende por su sinceridad. Come como una lima y se mantiene delgado: ¡quién pudiera! Es educado y cuando, tras la ducha nocturna, ya se siente cansado, se convierte en un corderito domado: parece que no se trate el mismo que correteaba de aquí para allá unas horas antes y soltaba una batería de ilusionadas anécdotas sobre las aventuras del día. Es, ni más ni menos, mi sobrino Gonzalo disfrutando de sus vacaciones.

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