Unos ojos inconformes con el amor, quizá algo rebeldes,
buscan día y noche, a través de calles, mercados, colas de cine y pubs con
cierta aureola, un gesto, una palabra atrevida que les apunte certera. Buscan
la frescura entre fértiles y lozanos cuerpos jóvenes, y sienten atracción por
la madurez sedimentada de una inteligencia elaborada en rostros más transitados.
Percibe, el individuo que luce esa inconforme mirada, como
una posibilidad de la madurez lúcida tras los desengaños de la fantasía prometida,
que puede caer en la tentación de hacer suyo el lema de que en la variedad está
el gusto. Cuando ve una sombra que le atrae hacia la realización de la ingenua
pureza añorada y, creyó, perdida, su atención despierta a esa promesa de
ternura, equilibrio, afecto y lazo. Camina, por un sendero con múltiples
ramificaciones, buscando la senda oscura que le llame hacia esos significados
dispersos aún: el libro de tu interior leído por ella. Porque sobre el papel
acabará cayendo la lluvia, y quedará en papel mojado: más vale que se humedezca
por lágrimas de amor que desdibujen las letras escritas con dedicación dejando
que, ese sentimiento de tristeza o exaltada alegría ajena por nuestra voz
tintada, penetre en nuestro interior.
Por un feliz encuentro con esa flor.
Intenso y muy bien escrito.
ResponderEliminarMuchas gracias, me alegro de que te haya resultado gratificante la lectura. Un saludo.
ResponderEliminarLa sensibilidad del texto expresa el alma noble y la profundidad que te caracterizan. Además de bien escrito.
ResponderEliminarUn abrazo. Eli
Muchas gracias por ese aprecio y cortesía que te caracterizan. Como decía Rick, querida Marlene, creo que estamos ante el inicio de una bonita amistad. Un abrazo, Edu.
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