Cada cual tiene una tendencia natural:
a unos les da por el dinero, a otros por ver la tele y a otros por hacer el
bien.
Yo me siento a escribir y busco mis
musas entre los borbotones de palabras que afluyen con inspiración para
plasmarlas sobre el papel.
El resultado proviene de esa tendencia
natural tan mía: ojos claros, mirada penetrante. A veces un cabello rizado y
largo, otras con un estiloso corte de pelo con gracia pero asimétrico. Su
timbre de voz, hoy, es suave, sensible, pero mañana es enérgico y censurador. Ella
pretende transmitirme la importancia de plasmar la emoción, con toda su
sensibilidad y dureza. Ese convencimiento me lleva a pensar que es más un
atrevimiento que una debilidad. La dejo hacer porque sé que quiere construir.
La musa, para mí, hace tiempo que es
la mujer. A veces ha sido un amor en concreto, cual poeta romántico
transformado en cuentista o novelista hace malabarismos; otras una fabulación a
partir de una impresión particular.
Hay quien se pasa la vida cantando a la
misma amada y, por suerte, hoy son más notorias las mujeres que cantan a su
amado. Porque el hombre también está en su derecho de emanar ese embriagador
aroma de las flores frescas. Los sexos se compensan, y de su escritura brota
energía y virtuosismo. Y uno, que ha buscado a las musas creyendo mucho en la
constancia, recibe esa bonita conmoción de la palabra aduladora, lisonjera y en
algunos casos, recelosa.
El juego de sexos se convierte en un
flujo y reflujo, en una agradable partida de bádminton… esa especie de pluma,
tan ligera, que vuela risueña de un lado a otro, en una divertida y feliz
competición de sentimientos, pensamientos, expresiones que por fin brotan,
miradas que comulgan a medida que van leyendo las palabras que deja suspendidas
la pluma en su vuelo, o quedan tras la estela imaginaria, palabras que dan paso
a la ilusión, al tiempo que impulsan con más energía esa pluma hacia un
recorrido de nuevas posibilidades y juegos de palabras.
La musa como en ese baile, traída por
el viento me hace resurgir con brazo enérgico, titubeante a veces o bloqueado cuando
soy presa de un objetivo demasiado abstracto o difuminado. Me da las palabras
necesarias para lograr expresarme.
No hay comentarios:
Publicar un comentario