viernes, 10 de mayo de 2013

El arte en crisis

Fui a ver hace unos meses Amor, película de Michael Haneke ganadora de múltiples premios y muy dura. Sin embargo, arte puro. Me viene a la cabeza el pensamiento de que las obras artísticas que apuestan o logran lo genuinamente artístico, a veces original, a veces muy clásico, pero hermoso siempre en su oscuridad o luminosidad; estas obras no logran el calado de los productos más mezclados con el, a veces, por qué no negar la evidencia, necesario producto industrial. Y uno se plantea además que en los tiempos que corren el arte sufre cierta marginación. Desespera, pues, ver por un lado cómo lo genuinamente artístico tiene, al menos en un primer momento (la posteridad ya dirá), menor impacto, acogida que el híbrido, y que además el profundo significado que pudiera aportar a la vida tan ofuscada de hoy en día, a su tan mentada carencia de valores; el diálogo que pudiera establecer en la sociedad en torno a esto, la sensación de esperanza... todos esos contenidos que puede aportar el arte son desplazados hasta introducir a la cultura en un estado de crisis que afecta a su propia transmisión, como demuestra la candente polémica en torno a la política educativa del gobierno. Hay una evidente falta de oportunidades en uno de los más humanos cometidos del ser humano: su creatividad.

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