jueves, 25 de abril de 2013

La compañía adecuada

El otro día estaba decaído mientras veía por la tele la contundente derrota del Barça. No es que sea hincha de ese equipo, pero siento afinidad. Sin embargo, mientras la pantalla enviaba a mi mirada gol tras gol, alguien se preocupaba por mi estado de ánimo. El estado de ánimo era, en aquel momento, una circunstancia azarosa producto de un juego, pero lo realmente importante estaba en aquello que rodeaban mis brazos, incorporándose a tomar un sorbo de su cerveza de vez en cuando y, forofa ella, preguntando las normas del fuera de juego o del córner, sólo conectando con los golpes de furia que hundían a su equipo con los brazos en alto tras los goles. "Qué mal veo esto". Parece que el fúbol es un lenguaje universal. Sin embargo, aquella persona que se preocupaba por mi estado de ánimo me hacía percibir que mi decaímiento era simplemente fruto del fin de un sueño futbolístico y cierto cansancio, y que mi verdadero ánimo estaba ahí, al lado.

Esta mañana he echado un vistazo a las noticias, el fútbol totalmente olvidado ayer. Cambio de ciclo que parece llegar al Madrid ¿Quién dice que el deporte está reñido con el arte? Yo diría que muchas veces nos da muestras de arte, como los olímpicos de la antigua Grecia. Y sin embargo, esta semana el fútbol no ha podido nublar en Barcelona el día de Sant Jordi: una rosa y un libro. Una fiesta en toda regla. Su encanto... ¿no se estará volviendo este madrileño un poco más catalán con el oleaje del tiempo esculpiendo y modificando la figura de su cuerpo?

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