viernes, 22 de marzo de 2013

Un vocabulario vital

Dicen algunos, quizá más de los que creemos, que la literatura es una reelaboración de nuestra experiencia. Jugamos con lo vivido y, al reelaborarlo, empeamos a cambiarlo involuntariamente desde el primer momento: la ficción nace sola. Como dice Vargas Llosa, nos convertimos en dioses de la realidad para transformarla. Además, esta experiencia, la vida de cada uno, sus circunstancias históricas -que si la transición, la guerra civil o la crisis actual- e incluso culturales -las lecturas que nos han influido, de nuevo voluntaria o involuntariamente-, se deforman por nuestra memoria hacia un recuerdo, creo yo algo idealizado o ensoñado: ¿Quién no recuerda al familiar o amigo perdido hace ya un tiempo de forma menos cruda, más almibarada de lo que era en realidad? O al revés, ¿quién no lo recuerda más malo de lo que realmente era? La vida y la experiencia, pues.

Así, a mí me encajó de golpe escuchar que el escritor ruso León Tolstoi era aristócrata y militar: es así como se comprende que le saliera una obra tan redonda como Guerra y Paz. A pesar de que él viviera en una época ligeramente posterior: los hechos estaban en el recuerdo colectivo, el pueblo ruso había hecho historia y había que explicarla en una gran novela, que llegó con el gran autor de las letras rusas. Parece como si entre nuestro vocabulario adquirido por todos estos caminos nos pudiéramos desenvolver entendiendo un vocabulario anterior, adquiriendo una comprensión más completa: ¿Quién no se comprende acercándose a su historia, familiar, la de su país...? A través de nuestras experiencias sentimentales creamos fantasías de lo más verosímiles y, partiendo de aquellas, pueden acabar siendo construidas en un resultado totalmente diferente, hasta el punto de que uno apenas pueda percibir una ligera huella común. Pero su vocabulario es el que nos ha enseñado a hablar, y nos ha inspirado en la semilla de la historia, en caminos que se han bifurcado, haciéndonos incluso rehuirla y reaccionar llevando la novela por el camino opuesto, como dándole una bofetada de reproche. Siempre se habla de personas de la vida real que han inspirado al autor o autora tal o cual personaje. Realidad, experiencia, ficción, un lenguaje con el que volar a la fantasía, al limbo, al futuro o al pasado.

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