viernes, 15 de marzo de 2013

El sueño de la novela

Una cervecita al sol, buena conversación y el sueño de una novela terminada cercano. Estoy revisando la novela, pero creo que áún tendré que dejarla en reposar en el cajón para darle un último retoque. Cuando llegué al primer taller literario, iba como un literato de arte, amor al arte. Allí me mostraron cómo es el público el que manda y que en cada capítulo hay que mantener enganchado al lector. La orientación no admitía digresiones ni demás tendencias que llevaran a la complicación lectora: se buscaba un best seller. Así pues, no renuncié al arte pero se me influyó hacia las preferencias del público de masas. La novela siguió su curso en un taller, en el que sigo participando encantado ahora, en el que el profesor es un escritor de prestigio, intelectual, amante del arte por el arte. Pura poesía, pues, que choca frontalmente con la orientación comercial, que ha ido tratando de corregirme. Yo creo que en gran medida tiene razón o, al menos, se ajusta a mis preferencias, pero no niego que el curso precedente me abrió las miras a un público que despreciaba. El resultado ha sido una novela, si bien relativamente breve, que me ha llevado año y medio terminar, al menos en su borrador más avanzado. Y, a medida que voy releyendo para corregir las últimas cositas, noto las influencias de las lecturas del momento, las de los profesores y compañeros de cada momento y, lo más satisfactorio, el gozo de los capítulos finales en los que ya se volvía a desatar una escritura que, a mi modo de ver, encontraba una voz propia. Ahora lo que más deseo, sin embargo, es acabar las correcciones actuales y dejarlo leer a gente querida, a la que he tenido en ascuas todo este tiempo.

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