viernes, 15 de junio de 2012

Sensual

Es curioso, llegan los días de sol y la gente se acerca a las playas. Hay quien pronto se dora por un lado y por otro y empieza a oler a chamusquina. Se ven tatuajes escondidos durante las demás estaciones del año y a uno le cuesta más distinguir la extracción social o cultural de la persona que ve, especialmente si tampoco la oye: en bañador, luciendo unos hermosos senos y un cuerpo la mar de decente, crees que su acompañante tiene suerte. Quizá escuches su conversación y te sorprenda comprobar que son muy burdos, rudos. Los ves vestirse de nuevo para abandonar la playa y te cuadra un poco más el estilo que visten y calzan. También es cierto que ese disfrute del cuerpo al natural, en la playa, acompañados de agua y sol permite considerar la semidesnudez o, en las playas nudistas, la desnudez integral como algo normal. Sin embargo, cuando la tarde ya refresca en el corazón de la ciudad o cuando cae el otoño, nos acostumbramos a percibir la sensualidad, que antes se nos regalaba directamente a la vista, a través de prendas que cubren las partes más erógenas. Se sugiere más que se enseña, hay que imaginar, y un sencillo atrevimiento en el vestir se nos hace sensual.

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