viernes, 25 de mayo de 2012

Una semana especial

Soy algo hipocondríaco. Cuando me resfrío, aunque el clima sea cálido, puedo aparecer por la calle con un jersey de cuello alto. El resfriado de esta semana me lo ha vuelto a demostrar. He descubierto posiciones encontradas respecto al Libertad, el último y muy vendido libro de Jonathan Franzen. Unos dicen que es el Dickens contemporáneo, otros que es un tostón soporífero. En una pequeña entrevista que le vi en youtube me causó muy buena impresión, pero no me decidí a comprar el libro. Estaba a punto de concluir la gozosa lectura de El Hereje, de Delibes y sentía esa ligera libertad de poder elegir el siguiente libro. Sin embargo, tiré de biblioteca personal y reanudé la lectura de Luis Landero, digan lo que digan sobre si Juegos de la Edad Tardía tiene estructura o no. Es un fenómeno de sensibilidad y una oda a las letras.
Cambiando totalmente de tercio, haré un comentario, como excepión, sobre mi vida privada. El lunes era un día especial para mí. Sin embargo casi toda mi gente cercana estaba ausente. Casi toda. El reciente, quizá no tanto ya, personaje literario que tiene vida propia, mi estimada Jo, me preparó una sorpresa llena de detalles y cariño, y me mostró los secretos de su hogar. Actitudes aparentemente intrascendentes logran hacerle a uno feliz, y sentir si no será de ello de lo que está hecho el relieve de la vida.

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