sábado, 25 de agosto de 2018

Paraíso distante



Un  lugar tranquilo. Verde hierba alfombra la tierra habitada. Tan sólo se ve la huella del veloz progreso en el camino que ha creado el transitar de coches hasta este apartado lugar. Me acerco al agua, procurando aliviar la angustia de mi soledad, y el chorro cayendo de la fuente me hipnotiza por momentos. Luego, sacio mi sed, absorto en el frescor del agua. Podría quedarme por un tiempo indefinido en este paraíso distante de la civilización. Arrancar las raíces que me unen a ella: olvidar y emprender un nuevo camino. Pero mi corazón palpita, revigorizado por el agua natural, la memoria despierta y, tras una intensa reflexión, emerge con toda su fuerza desde mi interior el sentido de la responsabilidad. Que me une a una vida alejada de campos verdes y aguas puras.

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