Enredado entre vueltas y vueltas de ventoso torbellino,
apariencias de lo sentimental sin cuajar en la nitidez de una mirada que haga
todo el recorrido, al menos desde un inicio como un comienzo, hacia mi más
íntima esencia. Quizá, un día, sentado en un café acompañado de una buena
conversación que no tuvo comprometidas pretensiones de principio, lo estuviera
empezando a hallar. Una figura femenina que, a través de sus palabras,
preguntas y atenciones, vaya empezando a extraer eso que es más íntimo de ti.
Un cabello que ansiar tocar con el remanso de la tarde alejado de su figura, la
imagen de dos jóvenes acurrucados en una escena de la televisión prende tu
atención. Procuras bailar bien el vals de la asimilación, no un paso
precipitado en tu pensamiento, tampoco quedarte parado. En cualquier caso, esta
vez, será ella quien te tome del brazo y marque el ritmo. Crees que vas
saliendo del ventoso torbellino, vueltas y vueltas ahora en una sinfonía
armónica, el viento en la música de sus instrumentos. Pausa, movimiento:
cadencia. Camino, camino…
Guauhhh que bonito.
ResponderEliminar¡Me alegro!
EliminarQue buen rollo Edu, me gusta!
ResponderEliminar¡De eso se trata, Luisa! Me alegro de que la lectura te haya estimulado.
Eliminar