jueves, 17 de octubre de 2013

Ciclo

La vida es un constante proceso de cambio y permanencia. Cambio porque vamos creciendo y adquiriendo sabiduría, nociones e ideas nuevas con ello. Perspectiva. Permanencia porque descubrimos con esta sabiduría que hay cosas que nunca cambian. De esta manera, en nuestra infancia y adolescencia escuchamos a regañadientes cómo nuestros padres se preocupan por nosotros e insisten en que vayamos con cuidado con esto y lo otro, que si los patines o la moto. Que si cruzar la calle. Y un buen día nos descubrimos a nosotros mismos preocupándonos por que no se despisten durante un viaje o no decaigan por un exceso de sensibilidad. Y descubrimos entonces el sentido que tenía ser padre o madre con el niño o la niña, y descubrimos ahora que ese niño o niña ya es un hombre o mujer que reconoce el ciclo de la vida, como si el eco inconsciente que le había llegado durante toda la vida se hubiera hecho consciente en un instante. Entonces nos damos cuenta de que hemos crecido, pero también de que hay cosas inmutables. Y miramos hacia delante, y vemos con interés y un ligero desconocimiento a esos padres que van un ciclo más allá en esta aventura de descubrimiento que es, por supuesto, la vida.

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