jueves, 19 de septiembre de 2013

Amar

Un ciclo de vida puede entregar amarguras, tristezas, pequeñas esperanzas convertidas en sueños rotos. Grandes expectativas truncadas. El rodaje en la vida que vamos acumulando con las experiencias es algo fundamental y, si aprovechamos los ciclos que se van produciendo en nuestras vidas, aquellos que, sin poder evitarlo, tantas veces nos han producido cojeras, podemos coger el sentimiento de vivir por los cuernos, ser fieles al lazo y a la entrega que se nos ha dado de una forma o de otra, ser capaces de conducir nuestras vidas orientándonos directamente por el sol o por la luna y respirar, compartir, corresponder y hacer que nuestra vida y la de los nuestros crezcan. Sufriendo quizá un poco, pero a la busca de la felicidad de unos y otros, con cariño.

Los platos rotos de la vida a menudo cicatrizan porque no se ha sabido gestionar el recuerdo del cariño hacia la misma. Vivir es amar, la naturaleza que nos ha intimidado; al prójimo por el que nos hemos preocupado en su peligro o que se ha preocupado por nosotros. Vivir es amar al prójimo, y la literatura, empiezo a pensar, es un ejercicio de amor en libertad realizado desde un escondite. Iniciamos nuevo curso, ya estamos de vuelta.

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