miércoles, 12 de diciembre de 2012

Llegan las navidades

Llegan las navidades. La época de las luces tradicionales que anuncia felicidad, sorpresas, compañía y cariño nos viene a muchos acompañada de aquél que está deprimido, ese otro del que nos sorprende que tant tiempo después su trabajo pase a pender de un hilo. Cierto que son fechas de reuniones familiares y cariño, pero el que vive con cierta soledad siente un vacío aún mayor al no sentirse partícipe de esa felicidad común. Los regalos serán más modestos, la mirada segura de un padre hacia su hijo se puede trocar por la de aquel que siente pánico ante su futuro y el de los suyos.

Y, queramos o no, son las navidades y con ellas llegan las fiestas, el desparrame del fin de año, los días de esquí o el sencillo descanso. Por recomendar una lectura para estas fechas, yo me remonto a un texto muy breve leído hace quince años, Los Muertos, que inspiró la película Dublineses, testamento de John Huston. Quizá haya repetido la sugerencia algún otro año. No sé. Su autor inspira respeto: fue un innovador y produjo textos de lectura muy difícil, pero no es el caso de este texto, que se deja leer sin dificultad. El autor es James Joyce. Y ahí os dejo, preparando la comida de navidad para, lista, dejarla congelada. Trabajo hecho. Ahí os dejo, encontrando quizás un rato para ver al amigo y desearle feliz viaje, o preparados para recibir al familiar que coge la carretera para pasar unos días haciendo piña. Quizá preparando un libro diferente al que yo he sugerido, o a lo mejor otras películas, para pasar las fiestas de forma un poco llevadera, quizá simplemente querramos unas fiestas tranquilas. Sed todo lo felices que podáis; yo, por si acaso, entro al tema en estos días de reuniones que se despiden hasta después de las fiestas.

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