viernes, 7 de diciembre de 2012

Curiosidades

Me sonaba el nombre de Óscar Niemeyer, nada más. Viendo, a propósito de su fallecimento, las imágenes de las obras de este arquitecto, me han asombrado. Sobre todo por lo futuristas que suenan unas edificaciones que deben llevar bastante tiempo construidas. Da la impresión de una absoluta novedad. Siguiendo con la información, vi que estaba ilusionado porque iba a cumplir en breve 105 años. Se nos presenta así, como si su muerte fuera repentina, cuando ya llevaba un añito entrando y saliendo del hospital. Este hombre resulto ser otro Santiago Carrillo, ya que solo dejó el cigarrillo muy al final. Uno ve las imágenes más recientes de este hombre en público y ve que apenas podía moverse. Sin embargo, al César lo que es del César.

Siguiendo con las noticias, me sorprendió mucho un artículo a propósito del centenario del descubrimiento del busto de Nefertiti. Se hablaba del ojo que conserva como de una mirada hacia la eternidad, y me hace imaginar lo bien que debían vivir por entonces los poderosos. Según su cultura, los faraones tenían mucho más presente que nosotros la idea de la divinidad, e incluso la considerarían próxima a ellos. El ego de esta gente debía ser tremendo. Se llevaron la escultura de mala manera los alemanes a Berlín, y Egipto la reclama. Sin embargo, con lo movidito que tenemos El Cairo, mejor que pase una temporadita más en Berlín.

Por lo que a quien escribe ésto respecta, llevo un par de días viendo las estrellas con una simple llaga en la lengua. Hoy ya he podido disfrutar algo mientras comía. Ayer, con estas molestias y cambiando mis costumbres, vi una película del Hollywood reciente en la tele dejando la lectura para otro día y sin escuchar la peli porque aquí el sujeto le ha cogido el gustillo a ver las imágenes mientras escucha música. Pese a que la película era mala, uno podía ver fácilmente, quizá por ello, el armazón de una historia, típica y tópica, sin gracia, y le recordaba cómo es una determinada forma de contar historias. Los actores, en los absurdos roles que les había tocado interpretar, mostraban oficio para encajar la figura el loco, el capitán déspota, la dama del barco... Y es que dicen que hasta al más puro artista le conviene de vez en cuando ver alguna cosa insulsa. Yo sigo con mi llaga, feliz puente a quien lo tenga.

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