Una jornada particular. Tras compartir una bebida tonificante
con los amigos de este ambiente formado por pintores taciturnos, arquitectos
que enraízan su origen en el trabajo humilde de albañil y escritores entre
seductores y místicos, me evado de la atmósfera de humo y alcohol para
dirigirme a la soledad del lienzo. No busco que brote de ahí una naturaleza
muerta, un retrato de sociedad o unos rasgos fieles a la realidad. Exploro pero
en el fondo busco la esencia de mí mismo. Y así va plasmándose una figura
ensoñada por la idealización de mi memoria que no es otro sino quien yo
desearía ser en un futuro.
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