sábado, 14 de abril de 2012

Literatura nacional

El paseo matinal del sábado, entre ciclistas relajados y gente haciendo footing, no me ha provocado ningún remordimiento de conciencia. Será que esta semana ya he cumplido con mis obligaciones deportivas y que mi peso no sufre, de momento, grandes alteraciones. Lo tiento, por eso. De vuelta a casa, no se ha evitado la tentación del psicolabis, y ahora no sé si tendremos que demorar algo la hora de comer.
No sé si os he comentado que he empezado Juegos de la Edad Tardía, de Luis Landero. Hay gente acostumbrada a la gran calidad de la literatura que se nos ofrece desde todos los rincones del planeta y menosprecia la española. Demasiado localista. Pequeña. A mí me sucede que leer literatura nacional es cómo leerse a uno mismo: tu tierra, tu lengua, parte de tu identidad y tus costumbres. Y el libro de Landero me está encantando. Voy lento pero seguro. Quizá los libros nacionales que más me hayan gustado hayan sido de poesía: San Juan de la Cruz, Luis de Góngora y, cómo no, Diario de un Poeta Reciéncasado (Juan Ramón Jiménez). Habrá que combinar. Mientras tanto, mira por dónde, será una buena forma de aclararse leer el suplemento de cultura del periódico mientras demoro la hora de comer. El piscolabis ha merecido la pena.

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