sábado, 10 de septiembre de 2011

Camus

Tranquila sobremesa de sábado,
Hace unos posts, cuando aún estaba de vacaciones, hablé de mis lecturas para el verano. Hubo una escrita por un autor novel, con los fallos lógicos del aprendiz, policíaca. Me gustó por su intención dados los medios, pero en conjunto hay que reconocer que a cualquier otro le podría parecer una novela flojilla. Se titulaba La Sonrisa del Vencido.

Luego, leí una pieza teatral breve con mucho mérito pero aún descompensada entre un acto y el otro. Me la pasó una amistad.

Finalmente, estoy acabando El Primer Hombre, novela inconclusa de Albert Camus. Al tratarse de una novela inconclusa, hay saltos y elipsis incoherentes que pueden hacer que la lectura se resienta, pero si tienes paciencia y vas un poco más allá, descubres la infancia del autor en Argelia, referencias históricas a guerras que dejaron muertes entre los familiares de éste y aquél; el (relativo) encanto de la pobreza con sus aprietos y el cumplimiento del ritual de la felicidad a través de aficiones sencillas, te permite entrar en la intimidad de su familia... y todo ello hace que el lector, al menos quien esto escribe, se sienta enriquecido en sensibilidad, el descubrimiento de la experiencia ajena y la prosa rebosante de humanidad.

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