En el paraíso del artificio, promesas de placeres abundantes.
La atmósfera llama al banquete con cantos que agotan la cartera. El río fluye,
el tiempo transcurre, y el ser empieza a darse cuenta de que no ha sido. Que
sus vestiduras son de plástico, que la piel desnuda ante un espejo es algo que
apenas retuvo la memoria de su sinceridad. Fluye y fluye el río y se percata de
que el agua cristalina y rumorosa, que invade sus sentidos cuando se acerca, no
es más que la pista de vida franca. Se sumerge en él con decisión, sus ojos
cerrados tienen el interno despertar del frescor. Los pequeños baños de
respiración pura… sale a flote… de la historia de su pasado vuelven al presente
como si el río que fluye fuera hacia un eterno retorno, empezando a creer de
nuevo en el mito de la vida propia, ensoñada y envuelta antaño como en un
regalo hecho por manos muy ajenas.
Un lugar donde expresar libremente las reflexiones más variopintas, desde la plácida mañana a una dosis de buena literatura.
jueves, 30 de junio de 2016
martes, 14 de junio de 2016
Juegos del pensamiento
Días de tranquila soledad, vasos de agua que refresquen tras
un paseo urbano acalorado. Fuera del país de las maravillas, en cualquier caso,
quizá en la villa de una cierta alegría. La villa catalana que, aún misteriosa
para mí… quizá sean los años transcurridos, que me hacen tener el corazón
dividido entre las tierras que me dieron raíces, familiar de esta ciudad que va
dando identidad a mi interior, yo sedimentado por territorios del pasado. La
imaginación se lanza al recuerdo de los frutos del sentimiento. Y uno sabe que
existe el amor, la amistad, el compañerismo, la tristeza o el tormento.
Una lanza de hierro candente siembra nuevos espacios de
madurez en el mapa interno. Imagina uno, alguien diría que la ve, una piel
blanca, sutilmente arropada en tonos azul, con un corazón de plata que sueña
convertirse en dorado. Voz difusa en la incertidumbre de la imaginación,
sonrisa feliz y ojos marinos. Imaginación de personalidades no descubiertas,
mesura de la fantasía, esperanza, enigmas de rosa en esta villa catalana. Juego
a pensar en un paseo montañés o una conversación que desvele el brotar de la
empatía. Luego, vuelvo a mi concreto espacio en este hogar, que se ha ido
formando a través de los recuerdos constituidos como formas concretas. Seguramente,
mi espíritu haya tomado un tono humilde y refleje un corazón plateado que
aspira a ser dorado.
domingo, 5 de junio de 2016
Ese camino
Recuerdos remotos, de juventud alboreante: sueños de épica,
jugando a ser protagonista. El tiempo lleva a avanzar en el curso del camino.
Crudeza, soledad, sentido, también, del genuino calor ajeno.
En el camino, unos, se ven siempre como queriendo evitar
pensar en el final del sendero. Otros, afrontan el panorama con amplia
perspectiva: el ojo bien abierto, consecuente y preparado para cualquier
coyuntura futura. De estos últimos, unos afrontan el futuro con una sonrisa
hacia el cielo, un temblor purgado o una lágrima infernal; otros, desafiando al
Hades; los demás, ven en la visión científica de la vida su término al final
del camino, sin más expectativa que vivir la que les ha tocado en suerte,
sufriéndola o gozándola.
Y este camino, en sus albores, presenta una porcelana fina y
delicada de infancia; que crece hacia la rebeldía huracanada de una
adolescencia confusa, se consolida en la madurez modelando el genio a través de
la prudencia y cierta claridad en el saber deseado y mínimamente fructificado
ya. Al final del camino, en eso que llamamos vejez, se dice que se alcanza la
mayor sabiduría y virtud; también es la edad de la decrepitud. En ella, claro,
ven unos la puerta de la esperanza hacia un mundo mejor; otros, el final de un
libro, el de su vida, que van releyendo en reflexiones meditativas postrados en
una butaca ante una aburrida papilla de frutas.
En fin, ese camino, con sus múltiples interpretaciones y
misterios, lo atravesamos de formas divergentes que muchas veces chocan entre
sí por la simple ignorancia del sabio respeto o la animal, humana quizá al fin,
lucha por la vida.
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