jueves, 30 de mayo de 2013

Humanidades

La música pop y rock tiene aquello de alegrarte con unos ritmos y voces que se suelen seguir sin un excesivo esfuerzo y a veces con mucha facilidad. En el caso de la música pop, incluso en el caso de la buena música pop, te envían un mensaje optimista con fuerza o simplemente pretenden hacerte pasar un par de minutos agradables quizá tarareando la canción, en un inglés que apenas entiendes muchas veces.

El caso de la música clásica me parece diferente. Aunque quizá te llegue a dar más placer que la pop-rock, supone un esfuerzo de implicación y una dedicación en cuanto a tiempo que no requieren las otras. Mientras unas duran tres o cuatro minutos y son acompañadas por una voz muy reconocible, las piezas de música clásica son más largas o mucho más largas. Sin embargo, quizá, estas últimas se acercan más a lo sublime y las primeras a la comunicación directa con el oyente. La música clásica, como la buena lectura, creo yo es principalmente un arte destinado a minorías. Por buena lectura quizá me equivoco y refiero algo denso y complejo. Pero no, lo cierto es que suele implicar un cierto esfuerzo que no pide el producto de mercado y que, si lo realizamos, podemos llegar a disfrutar de obras sumamente divertidas sin perder el tono artístico. Y creo, como otras muchas voces que se oyen, que es una adecuada educación que despierte la inquietud un primer y fundamental paso para cuidar eso que está tan herido hoy y se llama Humanidades.

jueves, 23 de mayo de 2013

Especial

Ante tu mirada un cubierto lleva el alimento a su boca. Pelo corto, mirada enigmática que acompaña la sonrisa de esa boca una vez ha digerido con dificultad lo que masticaba. La luz entra con voluntad, el rumor es cálido. La vida sonríe especialmente en unos momentos muy señalados.

Caminas avistando cerca de ti una zona de hierba agreste, cerca de la que corre un discreto río con su rumor hipnótico. Todo el entorno es monte, monte que conserva las huellas de un incendio cercano: el verde mágico de la naturaleza enseña su reverso triste, aquel que debió infundir temor: desvela la huella del peligro, del incendio, de la catástrofe. Una pequeña ventana a través de la que apenas entra luz te muestra un cuadro del bucólico río.

La noche se cierne sobre ti compartiendo íntima conversación que va acercando dos almas que buscan entendimiento y confidencia. La oscuridad, la unión, el sueño.

Un desayuno frugal, un día tonto, llueve a cántaros. La comida se convierte en una celebración de la intimidad. La tarde muestra la debilidad, el ansia de relax, sin mayores intereses que sentarse ante una copa de vino o si lo prefieres una cervecita. La noche te lleva a la grata sorpresa, el giro inesperado y la culminación cómica.

Una mañana tierna, regreso.

jueves, 16 de mayo de 2013

Lo genuino

Hay cosas que, a fuerza de sonar puras, llenan. Una canción sin artificios no te lleva a tener la sensación de ruido y tiempo perdido, a desconectar de la actividad que habías iniciado con voluntad. Una película que no dice nada te obliga a plantearte para qué te has tirado dos horas de una tarde de domingo perdiendo el tiempo, más aún si no sólo no te cuenta una historia sino que trata de darte gato por liebre: usar trucos para enganchar, la guapa, los leones, el galán que la liberará del marido aburrido, la aventura de la que se van a salvar con el botín... todo eso podría funcionar si no fuera porque la guapa no es una buena actriz y se la cuela por sex symbol, si el galán no hiciera un papel caricaturizado, si la aventura tuviera la mínima frescura que elimina el control de la historia para una digestión fácil y eficaz para quien no esté prevenido en esas horas de santo descanso dominical.

Pero basta de hablar de cine. Todo esto se puede llevar a que te sirvan una copa de vino peleón o no, a que respires el dióxido de carbono de un tubo de escape o el aire del monte. A que te fijes en una mujer elegante o esclava de la moda. A que fumes o estés liberado del vicio. A que disfrutes de buena comida o comas sándwiches y bollería industrial. En fin, que como lo genuino no hay nada.

viernes, 10 de mayo de 2013

El arte en crisis

Fui a ver hace unos meses Amor, película de Michael Haneke ganadora de múltiples premios y muy dura. Sin embargo, arte puro. Me viene a la cabeza el pensamiento de que las obras artísticas que apuestan o logran lo genuinamente artístico, a veces original, a veces muy clásico, pero hermoso siempre en su oscuridad o luminosidad; estas obras no logran el calado de los productos más mezclados con el, a veces, por qué no negar la evidencia, necesario producto industrial. Y uno se plantea además que en los tiempos que corren el arte sufre cierta marginación. Desespera, pues, ver por un lado cómo lo genuinamente artístico tiene, al menos en un primer momento (la posteridad ya dirá), menor impacto, acogida que el híbrido, y que además el profundo significado que pudiera aportar a la vida tan ofuscada de hoy en día, a su tan mentada carencia de valores; el diálogo que pudiera establecer en la sociedad en torno a esto, la sensación de esperanza... todos esos contenidos que puede aportar el arte son desplazados hasta introducir a la cultura en un estado de crisis que afecta a su propia transmisión, como demuestra la candente polémica en torno a la política educativa del gobierno. Hay una evidente falta de oportunidades en uno de los más humanos cometidos del ser humano: su creatividad.

jueves, 2 de mayo de 2013

El político de hoy

Alguna vez he dicho que he sustituido la lectura religiosa de la prensa escrita, que te da la oportunidad de escoger lo que lees y en qué profundidad, por el informativo televisivo, que veo descansando un poco, desconectando de tanta letra y aprovechando para ver imágenes directas. Como en mí esto del telediario es reciente, no es extraño que me enfurezca con los discursos y promesas de unos políticos que escogen la demagogia para tratar al ciudadano como un estúpido. Y estúpido hay que ser para no darse cuenta de sus mentiras descaradas, vacías de cualquier pensamiento creativo, en un todo sigue igual contigo ahora sacando pecho en el poder haciendo y diciendo lo que te parece mientras aprovechas tu mayoría absoluta y yo machacando con críticas ilegítimas hacia algo que yo hice igual de mal o tampoco hice. Es decir, criticar al mentiroso y aprovechado viniendo de ese mismo recorrido y aprovechar la mayoría absoluta que te ha dado el pueblo para no contar con él. A mí solo me da impresión de seriedad Soraya Sáenz de Santamaría. Dicen que, con el desencanto político, el bipartidismo dará paso a un voto mucho más repartido entre diferentes formaciones. Habrá que ir viendo. El presente da pena.