viernes, 28 de diciembre de 2012

Relax

Esta semana ha sido un respiro: no he tocado un libro, apenas he leído el periódico. Casi no he escrito. De esta manera, se acerca el día de volver a conectar y se me acumulan las lecturas, la escritura... pero hacía falta este relax.
Hoy escribiré pocas líneas, dándome unas pequeñas vacaciones navideñas yo también. Buena comida, menos peso acumulado del esperado, ligeras molestias en los dientes tras demasiado turrón... aunque si de turrón se trata nunca hay demasiado. Pasad un feliz año nuevo; yo, con vuestro permiso, vuelvo a mi relax.

jueves, 20 de diciembre de 2012

Palabras

La literatura nos presenta tópicos que recibimos con un risueño descreimiento: que si te permite vivir otras vidas, viajar a otros mundos... que si puede llegar a ser un gran entretenimiento o ejercicio intelectual. Con el paso de las lecturas y los años, uno va sorpendiéndose de que lo que parecían ingenuas fantasías de gente demasiado empapada de libros se se le antoja verdad. No sé si por tener un conocimiento más asentado de la vida y la literatura o, precisamente, por haberse contaminado con tanto libro hasta llegar al punto de vista de aquel lejano ingenuo.

El caso es que siento que conozco un poco Londres gracias a Virginia Woolf o Wilde, que soñé tempranamente con París sin darme cuenta de que ya caía presa del hechizo. Uno se da cuenta de que no se pueden escribir historias frías: hace falta sentimiento, conmover. Y para eso es necesaria la vida. Por mucha técnica que tenga un texto, se nos asfixia sin ello. La gente quiere que la emocionen. Haciendo un paralelismo, ¿quién no se ha sobrecogido en el cine? ¿o no ha llorado?

Por aquí, lo que nos sigue haciendo llorar es un país que se hunde. Mires hacia donde mires. Lo veas en la economía o en el ánimo de la gente. Quien no aguanta que le exploten tanto en la empresa o quien, presa de la tristeza, cae en la soledad. Necesitamos valentía, creer en los sueños, dar y recibir cariño. Una forma de rodear el cuerpo del prójimo dándole calor es dedicarle palabras: la conversación directa ¡Qué terapéutica es una buena charla! O prestarle un libro con que pueda recogerse bajo una manta en casa y pasar un par de horas guiado por el sueño en que nos sumerge su prosa.

miércoles, 12 de diciembre de 2012

Llegan las navidades

Llegan las navidades. La época de las luces tradicionales que anuncia felicidad, sorpresas, compañía y cariño nos viene a muchos acompañada de aquél que está deprimido, ese otro del que nos sorprende que tant tiempo después su trabajo pase a pender de un hilo. Cierto que son fechas de reuniones familiares y cariño, pero el que vive con cierta soledad siente un vacío aún mayor al no sentirse partícipe de esa felicidad común. Los regalos serán más modestos, la mirada segura de un padre hacia su hijo se puede trocar por la de aquel que siente pánico ante su futuro y el de los suyos.

Y, queramos o no, son las navidades y con ellas llegan las fiestas, el desparrame del fin de año, los días de esquí o el sencillo descanso. Por recomendar una lectura para estas fechas, yo me remonto a un texto muy breve leído hace quince años, Los Muertos, que inspiró la película Dublineses, testamento de John Huston. Quizá haya repetido la sugerencia algún otro año. No sé. Su autor inspira respeto: fue un innovador y produjo textos de lectura muy difícil, pero no es el caso de este texto, que se deja leer sin dificultad. El autor es James Joyce. Y ahí os dejo, preparando la comida de navidad para, lista, dejarla congelada. Trabajo hecho. Ahí os dejo, encontrando quizás un rato para ver al amigo y desearle feliz viaje, o preparados para recibir al familiar que coge la carretera para pasar unos días haciendo piña. Quizá preparando un libro diferente al que yo he sugerido, o a lo mejor otras películas, para pasar las fiestas de forma un poco llevadera, quizá simplemente querramos unas fiestas tranquilas. Sed todo lo felices que podáis; yo, por si acaso, entro al tema en estos días de reuniones que se despiden hasta después de las fiestas.

viernes, 7 de diciembre de 2012

Curiosidades

Me sonaba el nombre de Óscar Niemeyer, nada más. Viendo, a propósito de su fallecimento, las imágenes de las obras de este arquitecto, me han asombrado. Sobre todo por lo futuristas que suenan unas edificaciones que deben llevar bastante tiempo construidas. Da la impresión de una absoluta novedad. Siguiendo con la información, vi que estaba ilusionado porque iba a cumplir en breve 105 años. Se nos presenta así, como si su muerte fuera repentina, cuando ya llevaba un añito entrando y saliendo del hospital. Este hombre resulto ser otro Santiago Carrillo, ya que solo dejó el cigarrillo muy al final. Uno ve las imágenes más recientes de este hombre en público y ve que apenas podía moverse. Sin embargo, al César lo que es del César.

Siguiendo con las noticias, me sorprendió mucho un artículo a propósito del centenario del descubrimiento del busto de Nefertiti. Se hablaba del ojo que conserva como de una mirada hacia la eternidad, y me hace imaginar lo bien que debían vivir por entonces los poderosos. Según su cultura, los faraones tenían mucho más presente que nosotros la idea de la divinidad, e incluso la considerarían próxima a ellos. El ego de esta gente debía ser tremendo. Se llevaron la escultura de mala manera los alemanes a Berlín, y Egipto la reclama. Sin embargo, con lo movidito que tenemos El Cairo, mejor que pase una temporadita más en Berlín.

Por lo que a quien escribe ésto respecta, llevo un par de días viendo las estrellas con una simple llaga en la lengua. Hoy ya he podido disfrutar algo mientras comía. Ayer, con estas molestias y cambiando mis costumbres, vi una película del Hollywood reciente en la tele dejando la lectura para otro día y sin escuchar la peli porque aquí el sujeto le ha cogido el gustillo a ver las imágenes mientras escucha música. Pese a que la película era mala, uno podía ver fácilmente, quizá por ello, el armazón de una historia, típica y tópica, sin gracia, y le recordaba cómo es una determinada forma de contar historias. Los actores, en los absurdos roles que les había tocado interpretar, mostraban oficio para encajar la figura el loco, el capitán déspota, la dama del barco... Y es que dicen que hasta al más puro artista le conviene de vez en cuando ver alguna cosa insulsa. Yo sigo con mi llaga, feliz puente a quien lo tenga.